En lo que respecta a la idea de Bien, según Platón, es la representación de la máxima perfección y lo máximamente real, y gobierna en el mundo de las Ideas. La Idea de Bien desempeña varias funciones entre las que se encuentra la función religiosa o teológica, ya que algunos autores han querido ver en la Idea de Bien connotaciones religiosas y teológicas.
San agustín y Platón tienen relación en lo que respecta a las concepciones antropológicas, ya que ambos parten del dualismo cuerpo-alma. Los dos piensan que el cuerpo es material y mortal, y representa la parte del ser humano relacionada con el mundo sensible. Además, en los dos autores el cuerpo es concebido como algo peyorativo. Para Platón el cuerpo es la cárcel del alma. Mientras que para San Agustín el cuerpo es concebido como el símbolo del mundo sensible y el principio del pecado, de la caída del alma en el mundo sensible. Por tanto, los dos coinciden en la importancia de la purificación de todo lo sensible.
En el pensamiento cristiano se considera fundamental seguir las doctrinas de Dios para guiarse rectamente en la vida privada. Incluso en la vida política, ya que el pensamiento cristiano dictaba que el gobernante por derecho divino tenía que ser el rey. Al igual que la Idea del Bien es necesaria para conducir rectamente al filósofo-gobernante y a la sociedad.
En conclusión, el cristianismo guarda muchas similitudes con el pensamiento platónico, y con la Idea del Bien en concreto. Esto no es extraño ya que los creyentes vieron en el pensamiento platónico la posibilidad de evidenciar la existencia de Dios ya que, al igual que las Ideas, es inmaterial, único, inmutable, absoluto, eterno y está separado del mundo físico.
Claudia Arnau, Sergio De Jorge y Juanjo Arbona